Alto Verde City

El Aguatero



EL AGUATERO

Andaba el agua descalzándose
en la orilla
y rumiando su instinto marrón,
su destino de greda
y antiguos peces de leyenda.
Alto Verde afilaba su lonja bravía
y el aguatero, un niño apenas,
le ganaba la partida al sol
o a la ferocidad de los aguaceros
y repartía el río
que mansamente se dejaba llevar:
se deshacía en súplicas estériles,
en imposibles lamentos
porque el agua se iba
hacia su otro destino, más claro,
donde otros niños
la esperaban con redes de colores
y gritos de algarabía.
El aguatero juntaba sus sueños
de a pedazos
y reía con una voz más ancha
que el Paraná,
y transpiraba su miseria feliz,
su orgullo alto como un pájaro.
Sus baldes llevaban el río apretado
para soltarlo luego
con las estrellas que se hundían
en los pozos.
El aguatero tendía sus propias redes
hacia un cielo líquido
donde mariposas alegres
esperaban siempre su llegada
y donde un remolino verde
encrespaba los sauces
y jugaba a la calesita,
a la interminable aventura redonda
de ser un niño aguatero.

MIGUEL ANGEL SORDELLO

(Dedico este poema a mi gran amigo Alejandro Paredes, que en su niñez fue aguatero en Alto Verde)

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