Mi barriada de ayer
Mi barriada de ayer (*)
Qué distinta se te ve
mi barriada de otros días
ya lejanos quien diría
que cambiaste vos también
ya no está tu terraplén
en la costa cual guardián
tus viejos hombres o están
con río y años, todo se fue.
...Por las noches se escuchaba
el pregón del Litoral
Don Ramírez a pedal
con las noticias llegaba
y de paso cuando entraba
de apuro a lo de Doña Estela
se anotaba una quiniela
que de escondido pasaba.
Yo les nombro a Doña Estela
la despensa era la Aurora
siempre lleno a toda hora
tenía buena clientela
parecía una escarapela
en el pecho de mi barrio
obligado itinerario
de las últimas monedas.
...Los corsos de aquellos tiempos
qué lindos y divertidos
con un marco colorido
de chicos todos contentos
esperando aquel momento
que anunciaran por parlante
dentro de breves instantes
a las murgas les presento.
...Pista Cristóbal Colón
de mis primeras milongas
tus bailes de meta y ponga
los llevo en el corazón
se estiraba un bandoneón
llorando un tango cabrero
y entre tangos y boleros
se iniciaba un metejón.
Viejo almacén La Central
también desapareciste
dejaste en callejón triste
que fue tu amigo cordial
ya no se compra espiral
tuco, velas ni aspirinas
¿Se acuerdan de doña Martina?
Qué no se van a acordar.
Junto al paso de boteros
el baile tradicional
la gran pista Miramar
de tiempos que se perdieron
se armaba cada entrevero
y salía Nino Caletta
corriendo como avispero.
Pista ollantay, verdadero
aquellas viejas barcazas
ranchitos hechos de paja
también desaparecieron
el club Once Cañones
de la barriada arriba
y el gran Juventud Unida
con el tiempo se perdieron.
Don Ferreyra almacenero
de mis tiempos de escolar
si habré corrido a comprar
tortitas en los recreos
refugio de los boteros
y de los hombres del puerto
hoy de nuevo estás abierto
sólo has cambiado de dueño.
...Escuela noventa y cinco
por vieja y deslucida
te pasaron a otra vida
a punta de pala y pico
no pensaste en algún chico
que aprendió en tu pizarrón
es el hombre que a traición
contra el suelo te hizo añicos.
...Vieja barriada querida
perdoná si te hago añicos
derramando en el estaño
la copa de mis poesías
pero un verso te debía
y he cantado mis memorias
Alto Verde sos la gloria
de la gente que te admira.
(*) Del poeta altoverdero Ricardo Centurión.