Alto Verde City

"Mojarrita" Romero



Florencio "mojarrita" Romero

“Al río lo extrañaba demasiado” A los 71 años, el destacado entrenador y guía santafesino Florencio Romero se trazó un nuevo desafío: el año venidero, unirá a nado el puerto de nuestra ciudad con el futuro emplazamiento de dicha estación fluvial.

UN AUTÉNTICO EJEMPLO. APASIONADO POR LA NATACIÓN Y LOS RAIDS, FLORENCIO ROMERO CONTINÚA FIJÁNDOSE NUEVOS OBJETIVOS.

“A los 5 años crucé el Canal de Acceso, es decir, aprendí a nadar de casualidad. Vivía al lado del río y, como todos los chicos, jugábamos ahí. Un día me alejé de la costa y, de repente, me di cuenta de que ya no hacía pie, que no tocaba el fondo. Y así lo hice”, recordó Florencio Romero –nacido el 20 de septiembre de 1939 en Alto Verde y, desde hace casi 40 años, radicado en el barrio Villa Adelina Este de Santo Tomé– quien, además de pescador en su infancia y juventud, se convirtió en uno de los símbolos insoslayables de los raids y uno de los referentes del legendario maratón Santa Fe-Coronda. Y, tal es su compenetración con el mismo, que participó diez veces como nadador y, en innumerables oportunidades, como guía, condición en la que logró cuatro victorias: una con Diego Degano, otra con Fernando Fleitas y, las dos restantes, con la holandesa Edith Van Dijk en la categoría Damas. Por ello, merced a su riquísima trayectoria, por las manos de Florencio Romero pasaron todos y cada uno de los mejores nadadores –tanto nacionales y extranjeros– de largo aliento de las últimas cuatro décadas. Y no sólo eso: hasta cursó estudios de Filosofía y Economía Política. ¡Ah! Y es un eximio cuentista: Nadador, Carpincho blanco y El sitio de las sombras –tres de sus tantas obras–, son imperdibles…

Con 61 primaveras, Romero se convirtió en el único nadador que, con esa edad, unió Santa Fe y Rosario, donde empleó 33h20’. “Fue el 6 de marzo de 2001, y soy el único que recorrió todo el río Coronda, desde que nace hasta que sale al Paraná, pasando Puerto Gaboto. Fue una prueba durísima, de más de 170 kilómetros, y finalicé la misma en el Monumento a la Bandera. Pero, como siempre digo, no fue la última y, para mí, siempre será «la penúltima» porque, siempre, pienso en hacer otra”, le dijo Romero a Ovación.


Rienda suelta a su pasión

Y, tal es así que, el destacado nadador, entrenador y guía, volverá a hacer de las suyas en nuestras aguas. “Desde chico, mi obsesión siempre fue unir puntos nadando. Uní un montón de puntos y, el año que viene, como reconocimiento a nuestro puerto y el nuevo, voy a ser el 1º en unir ambos lugares. Unir el puerto viejo con el nuevo carga mucho simbolismo y, en total, serán entre 15 y 18 kilómetros de nado. Largaré desde el Dique I, seguiré aguas arriba por el Canal de Acceso durante unos 8 kilómetros y, el resto, será por el río Colastiné hasta la altura de donde estará el futuro puerto”, adelantó Romero.
“Después de este raid, haré una nueva Santa Fe-Coronda en 2012 y, también, como me quedaron algunas pruebas en el tintero –por ejemplo, nadé los 78 kilómetros entre Rosario y San Nicolás–, ahora quiero unir San Nicolás con Ramallo, que son 58 kilómetros. La idea es ir uniendo puntos, como lo hiciera Don Pedro (Candioti)”, agregó.

 
Una vida a pura brazada

“En mi juventud, en Santa Fe había una división muy marcada entre los nadadores de pileta y los de río porque, a nosotros, nos miraban como a sapo de otro pozo. Nadábamos mal, porque no teníamos técnica como los de pileta y, en esta camada, excepto Carlos Larriera, quien ya competía hasta internacionalmente, el resto, veíamos a esto como un espejo de las hazañas de Don Pedro Candioti, influenciados y deslumbrados por sus logros. Habíamos aprendido a nadar over y, en esa época, la Santa Fe-Coronda fue un antes y un después, un quiebre fundamental ya que, para nadar más rápido, tuvimos que ir a una pileta para perfeccionarnos”, rememoró.

Con 14 años, Romero ya había unido Puerto Brugo-Santa Fe y El Cerrito-Santa Fe, con más de 60 kilómetros en cada prueba. Y, para participar de maratones, fue al Club El Quillá y, su profesor, Tatán Martínez, corrigió su estilo, ya que pasó a nadar de over a crawl, o libre. Era 1960 y, al año siguiente, se disputó el 1º Santa Fe-Coronda; su 1ª participación –de las diez que tiene en la misma–, fue en la 3ª edición, el 10 de febrero de 1963, que ganó el holandés Herman Willemse, en la que arribó 11º.

Al año siguiente, Mojarrita –como cariñosamente se lo conoce en todo el ambiente de la natación– fue por más. Ese 1964 marcó el debut del legendario egipcio Abdellatief Abou Heif, quien se llevó la victoria y, Romero, ocupó el 7º puesto de la General. Y, como buen hijo de esta tierra, nunca se rindió y siguió buscando la victoria. Jamás se bajó del top ten (alternó entre el 6º y 8º puestos) y, el 13 de marzo de 1977 –edición en la que el formidable rosarino Claudio Plit logró su 4º triunfo consecutivo–, Romero, quien arribó 13º, ganó en la categoría Veteranos.

Muchos pensaron “listo, lo consiguió, ya está”, pero se equivocaron. En 1978, cuando el estadounidense John Kinsella subió a lo más alto del podio y cortó la racha triunfal de Plit, Mojarrita finalizó 12º y, al año siguiente, cambió las antiparras por un pizarra de indicaciones y fue guía por 1ª vez: “Lo llevé a Claudio Plit, y perdimos con (el estadounidense) James Kegley. Nos pasó en el Vado, ahí nos ganó la carrera. Hacía piques de 50 metros, impresionante y, así, se fue escapando. Luego pude ganar cuatro veces: con Degano, con Fleitas y, dos, con Edith Van Dijk. Además, hasta pude tener mi propia escuela de natación”, recordó.


Inseparables

“¿Que por qué vuelvo? Es como que nací y me crié en el río, que es mi amigo, y lo extrañaba demasiado. Es probable que haya muchos nadadores, y es bueno que así sea, pero no hay muchos deportistas. Para ser un buen deportista hay que amar lo que uno hace, en este caso la natación, amén del paisaje y defender la ecología. Es pasión, y la describo en mi cuento Nadador, donde el deportista vive una gran contradicción: tiene que hacerse amigo del río, y tiene que pelearlo al río. Por eso, así se entabla una relación mágica: amigo y adversario al mismo tiempo…”, reflexionó Romero.

Y prosiguió: “Esto será un regreso a mi entorno, desde que era chico en Alto Verde, ya que voy a pasar por el Canal de Acceso, donde aprendí a nadar. También será reencontrarme con mi niñez y juventud y, mientras vaya nadando, voy a recordar a mis padres, Wenceslao y María, y a Manuel Pérez, mi acompañante eterno. Además, deseo dejar un mensaje no sólo para los jóvenes sino, también, para los que peinan canas. Los invito a no dejarse estar, que hagan cosas y se mantengan en permanente actividad ya que, la vida, es una sola y hay que aprovecharla. Ni hablar de que es altamente beneficioso para la salud. Mi vuelta al río es un homenaje a los viejos nadadores y que no tuvieron la suerte de sobresalir, como Pedro Galmez y Antonio Barceló pero que, con sus aportes a la natación, permitieron que la misma tenga el nivel de hoy. Quiero reinvindicar todas estas cosas y, también, al periodismo, que siempre me dio una mano y resaltó que lo mío era genuino y que había mucho sacrificio detrás”, destacó.

“La coordinadora de todo este trabajo que tengo por delante es mi señora, Susana Meynet, con mi hija Jésica, quien es profesora de Literatura y, además, amigos en la apoyatura logística, como Alfredo y Jorge Bordón. Voy a entrenar entre 5 y 6 kilómetros diarios en la pileta del Club Unión de Santo Tomé, para estar en muy buenas condiciones y cumplir con estos desafíos”, cerró Romero.

 

Martes 1° de marzo de 2011



Exitosa travesía

Florencio "Mojarrita" Romero unió a nado las ciudades de Santa Fe y Rosario, culminando con éxito la travesía que inició a las 6 de la mañana del sábado y que llegó a su fin 33 horas y 20 minutos después. Este deportista de 61 años estuvo preparándose a lo largo de 18 meses para poder realizar esta prueba, que fue fiscalizada por la Asociación Acuática Río Coronda, y que lo transformó en el primer nadador que consigue unir ambas ciudades por el río.

Romero, quien en varias oportunidades fue protagonista indiscutible del maratón Santa Fe-Coronda y se desempeñó como guía en las últimas ediciones de la fiesta del río, mantuvo un ritmo parejo de 60 brazadas por minuto a lo largo de 24 horas, las que producto del cansancio fueron disminuyendo a 55. Igualmente le alcanzó para arribar a Rosario dentro del tiempo estipulado.

Marzo de 2011
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