Vuelta del Paraguayo
HISTIORIA DE UN PARAJE COSTERO
La vuelta del Paraguayo
Cuando se toma la ruta 168 para salir de la ciudad, a la derecha puede verse, del otro lado del riacho Santa Fe, lo que se conoce con el nombre de "La Vuelta del Paraguayo".
Una hilera de casas modestas sobre la barranca del río que forman uno de los barrios más isleros de la ciudad. Hay dos maneras de llegar hasta allí: una, por tierra, cruzando el puente que une la ciudad con Alto Verde; y la otra, embarcándose en alguno de los botes que cruzan cotidianamente las aguas del Riacho Santa Fe.
Sobre el nombre de "La Vuelta del Paraguayo" hay varias versiones. Incluso algunas de leyenda, como la que dice que tomó el nombre de un barco paraguayo que traía contrabando y se hundió sobre sus costas. Pero lo cierto, es que el nombre se debe simplemente a un anónimo paraguayo que pobló la zona y que por eso se impuso como referente de lugar.
En cuanto a los orígenes de La Vuelta del Paraguayo, se sabe que se remontan a fines del siglo XIX cuando empezaron a llegar hasta ahí familias provenientes de la costa para trabajar en el puerto. Al principio hubo unos pocos ranchos donde se establecieron familias como los Ramos o los Alarcón y también inmigrantes europeos que llegaban para hacer los trabajos más duros. Como la construcción del Riacho Santa Fe que se hizo para acortar el camino de las embarcaciones, sobre todo de "las chatas", entre el puerto, que por entonces estaba en Colastiné y la ciudad de Santa Fe. Uno de esos inmigrantes, Carlos Scwut, ahora tiene entre 98 y 100 años y, según dicen, vive en una loma en la zona de isla cerca del Wall Mart y de vez en cuando se lo ve juntando leña por la zona.
Otro de los recuerdos que hacen a la historia de La Vuelta del Paraguayo, es el del boliche de "Don Moreno": una casilla construida sobre pilotes de quebracho que estaba a la altura de la Ciudad Universitaria sobre el viejo camino a Colastiné. El boliche de "Don Moreno" era un almacén de ramos generales que también hacía las funciones de prostíbulo. Según dicen "Don Moreno" solía tener algunas señoritas "de vida licenciosa" que atendían a los parroquianos del lugar, pero sobre todo a los marineros que llegaban desde el puerto. También se jugaba a la taba, se hacían bailes y los pescadores trocaban productos de la isla por víveres.
Pero avanzando en la historia, quizás lo que más caracterice a La Vuelta del Paraguayo sean las "tribus" del club Regatas. Estas denominadas "tribus" eran especies de peñas formadas por los remeros del club que se sintieron atraídos por la naturaleza del lugar cada vez que salían a remar por la zona. Por eso fueron levantando ranchos, que luego se transformaron en casas de material, donde se reunían a disfrutar del tiempo de ocio: tomar unos mates, comer un asadito, lo que sea. Algunas de estas "tribus" de Regatas eran Los Patagones, los Achalay y la Agrupación Vuelta del Paraguayo, que todavía permanece sobre la costa del Riacho Santa Fe donde, según cuentan, entrenó la selección nacional de fútbol en la época de René Pontoni.
Y hablando de otro lugar típico de La Vuelta del Paraguayo, tenemos que mencionar el astillero "El Timón" ubicado en la entrada del barrio. En este astillero se reparan viejos barcos, algunos muy populares entre los pescadores de la zona. Por ejemplo "El Mundial", ahora con el nombre de "Don Palala", un barco que durante años recorrió la costa de Santa Fe hasta la altura de la entrerriana ciudad de Santa Elena comprando pescado a los isleros. Cuentan que "El Mundial" no tenía bodegas refrigeradas y entonces el pescado se acomodaba en grandes latas de 25kg que se cubrían con hielo picado. Los propietarios del astillero "El Timón" aseguran que "El Mundial" todavía hoy permanece en la memoria de los pescadores.
Pero La Vuelta del Paraguayo también tiene su historia triste. Hasta no hace mucho, la mayoría de los vecinos vivían de lo que se pescaba en el Riacho Santa Fe. Ahora "el Riacho está muerto", dicen, ya no hay pescado y por eso muchas familias tuvieron que irse del lugar. Esta "muerte del Riacho" se produjo por el estancamiento del agua producto de las obras que se hicieron para instalar la red de desagote cloacal sobre el río Colastiné. A partir de entonces, el agua ya no ingresa desde el río, tampoco entra el pescado y los pescadores no tienen recursos para la subsistencia.